22 de diciembre de 2008

Querido náufrago:

Durante meses has aprendido que la vida tiene caminos anchos y senderos estrechos por los que uno quisiera buscar un paraíso que al final sólo está en el alma del hombre. Que no hay islas que puedan salvarnos de nosotros, ni naufragio mas bello que el que acaba en un cuerpo y que todos los barcos que atacan en la noche son la misma palabra para decir su nombre.

Durante días enteros dibujaste en la arena los bellos pronombres de niños y de pájaros, las mareas borraban cada esquina del mundo pero al final escuchabas nuestro eco lejano. Es cierto que todo es difícil como tú nos contaste y aquí siguen las guerras y los odios del hombre, los poetas han sido exiliados y ya nadie parece tener el amor en sus ojos.

Quisiéramos estar en tus playas sin nombre y dormirnos soñando con palmeras y peces, pero viene la vida y lo atropella todo, y el dolor tiene olores a muerte y a pesadilla. Y aún así aquí seguimos inventando la tierra, abrazando al amigo, dejando en cada esquina los jirones del tiempo y sabiendo que ya nada será como era esto, pero la lucha es nuestra.

Al recibo de esta deberías venirte, compartir con nosotros pedazos de esperanza, agarrar nuestras manos, esas manos de todos, entregarnos tus sueños a cambio de los nuestros. Porque quiero que sepas que te necesitamos, que prefiero la guerra si no estás con nosotros, que el mundo siempre cabe en una mano amiga y que no hay mas arcángeles que los que inventemos. Y queremos contigo dibujar nuevos mapas, y buscar el tesoro que robó John “El Largo”, y en las noches mas negras pensar siempre que el mundo lo habitan esos sueños que hay que tener despierto.

No dejes que pase de largo aquel barco, navega con el hombre sabiendo que el dolor tiene los días contados mientras estemos juntos. Y lo más importante no es llegar, es el viaje.




En islas como Peumayén da gusto naufragar... fin de fiesta con banderolas... arreglos nuevos en canciones como "El virus del miedo"... Brassens... Humet... la maleta y el sombrero... y más con tantos rostros queridos como compañeros de isla... de isla y de viaje... porque la travesía continua.


... y la guinda... un piano que suena a hojalata.

2 comentarios:

síl dijo...

Abandonada!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
:)

Eva Galve dijo...

Gracias por transcribirlo!