El Savor, 29/11/08.
Me resulta inevitable hablar de César Rodríguez y no empezar por el principio... cuando a mi no me gustaba, bueno, mas que no gustarme, yo diría que no me resultó especial, al menos a la primera escucha (yo y las primeras impresiones...). Por aquella época yo saltaba de unas webs de cantautores a otras, estaba saturada de información... algunos me llamaban la atención mas que otros... y César no lo hizo especialmente... corría el verano de 2002.
Menos mal que nunca tuve demasiada personalidad, apareció alguien a quien si le gustaba mucho la música del madrileño, así es que volví a escucharle, mientras me enamoraba (y me obsesionaba) hasta el esternón... compartíamos música, decíamos con canciones lo que no nos atrevíamos a decir con palabras... él versionaba muchas, pero yo hice nuestras "Cien días" de Ismael y "La mejor forma de tener las cosas claras" de César.
Llegó mayo de 2003, un viaje ilusionante a Madrid, inexpertos días antes preguntábamos en su foro dónde se compraban las entradas y como era el local... un hostal en Tirso de Molina... y muchos, muchos nervios... que se convirtieron en silencio, parte indispensable de la música, y en los conciertos.
Silencio, que César fue capaz de lograr el pasado 29 de noviembre en el Savor, sin mas arma que su guitarra, por que, si su voz abraza, envuelve y lo inunda todo... su guitarra tiene algo especial que no sabría definir... me encanta el video... como el murmullo de la gente se apaga y da paso a la canción... precisamente a esa canción.
Hace unos días conversaba con un amigo sobre las diferentes formas de entender la música, él es un purista que la entiende como algo aséptico, y hermético, la canción es la canción, y no hay que adornarla con comentarios entre canción y canción, ni explicarla... lo que tiene calidad, tiene calidad... conmueve por si sola sin mas ingredientes añadidos. Yo intentaba hacerle ver mi postura, vivo la música como todo lo contrario a un recipiente estanco, la vivo, porque está llena de vida... y la de César es un claro ejemplo... banda sonora de aquel tiempo.
Pero además de aquello, la música de César tiene calidad y conmueve por si misma. Días antes del concierto estaba nerviosa pensando en la respuesta que recibiría por parte del público, en cuanta gente iría al Savor... así es que mandé un e-mail a amigos salmantinos contándoles quien es César Rodríguez y que hace... con ganas de que disfrutaran de su música como yo lo hago... y no se trataba de publicidad... sino mas bien de un consejo.
Y sin miedo, porque otras veces recomiendo conciertos o espectáculos con algo de temor... pero César es éxito seguro... si bien es cierto que su repertorio viene siendo el mismo los últimos años, es un repertorio de calidad y variado... le canta a muchas cosas, y son episodios que vivimos todos... amor sin ser pastel, desamor, amigos de los que están siempre... o de los que colisionan y van y vienen... de historias que suceden en todos los barrios (ojito a la intro de este tema).
El Savor se llenó, César estuvo cómodo, y se notaba en sus coloquios... y como anécdota, los dos temas a dúo con Andrés Sudón, una de cada uno, "Verás como al final" y "Bena"... los naranjas y azules del salmantino vibraban en la garganta de César con una magia que el video no alcanza a recoger... pero no me canso de volver a verlo... mientras me sigo preguntando cómo serán sus pulmones... quedó verdaderamente precioso.
El Savor siempre me había recordado a Garibaldi... y Ana a mi misma con su edad... pero aquella noche infinitamente más. Aunque ya no es 2003... era cuestión de tiempo... que yo escribiera esta crónica... y que César dejara de hacer algo que llevaba años haciendo sin saberlo, cantarnos a nosotros dos.
1 comentario:
Cuando sea grande me gustaria escribir una cronica tan clara , buena y con tantos sentimientos como vos,,,
Un beso grande,,,
El loco,,,jejeje
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