15/05/2009. Auditorio Fonseca. Salamanca.
Hay quien dice que se le nota que es extremeño por la lluvia... también que mece como olas de mar... o que está conectado con el universo y conoce otras cosas. Para mi ayer, además de todo eso, fue un sueño reparador noche adentro... no del todo profundo... ensoñaciones mezcladas con las fantasías de una tarde con un niño de seis años con la nariz manchada de helado, los ruidos de una recién nacida chupándose la mano... y los recuerdos de sus bisabuelos sentados en una noche de verano bajo una higuera no muy lejos del patio de hojas de menta fresca y de ese valle que da cerezas como los labios de ella.
Pablo Guerrero se tumbó en los poemas de los extremeños de ahora y repasó canciones de las décadas anteriores... en plena forma... con esas manos tan suyas que dirigen las energías (de hacer lo propio con la banda se encarga magistralmente Luis Mendo)... sabiduría de la que dan los años, poesía con esencia de raíz... agradecimientos y sonrisas cargados de vida.
Hay quien dice que se le nota que es extremeño por la lluvia... también que mece como olas de mar... o que está conectado con el universo y conoce otras cosas. Para mi ayer, además de todo eso, fue un sueño reparador noche adentro... no del todo profundo... ensoñaciones mezcladas con las fantasías de una tarde con un niño de seis años con la nariz manchada de helado, los ruidos de una recién nacida chupándose la mano... y los recuerdos de sus bisabuelos sentados en una noche de verano bajo una higuera no muy lejos del patio de hojas de menta fresca y de ese valle que da cerezas como los labios de ella.
Pablo Guerrero se tumbó en los poemas de los extremeños de ahora y repasó canciones de las décadas anteriores... en plena forma... con esas manos tan suyas que dirigen las energías (de hacer lo propio con la banda se encarga magistralmente Luis Mendo)... sabiduría de la que dan los años, poesía con esencia de raíz... agradecimientos y sonrisas cargados de vida.
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