Cada vez paso menos tiempo en mi trabajo arriba con los demás (o debería decir "los otros"?), no me interesan los despachos... el agua está muy fría y el ordenador va muy lento... pero hoy tenía que preparar unos papeles y he subido... y mi jefe, después de bromear sobre la vejez y lo que se hunde cada vez que escucha que Bob Dylan es un clásico, me ha hecho un regalo de esos que él de vez en cuando acostumbra a hacerme.
Se me ha acercado, me ha mirado a los ojos y me ha dicho: "Jara, aqui la gente está muy confundida, están cometiendo el mismo error que Beethoven, confundiendo el proceso con el resultado... no lo cometas tu también".
El error de Beethoven radica en confundir el proceso y el resultado. En los años setenta, con Dawkins, se empezó a centrar la atención en el proceso de la selección natural; fue él quien popularizó la opinión de que la selección tenía lugar en el nivel genético. Pero al pensar de esta manera se olvidaban todas las cosas hermosas que el proceso puede dar como resultado. Gente como Dawkins concentró su atención en lo horrendo que es el proceso de selección. Esta misma gente estaba dispuesta a dar terapia de choques a la gente de las ciencias sociales y la filosofía. Cuando los científicos sociales decían: “A veces la gente es noble con los demás”, ellos respondían: “No, no, eso es un invento, están fingiendo. Debe haber algún tipo de motivo ulterior, egoísta, detrás de todo ello.” Llamé a este error el “error de Beethoven” porque Beethoven produjo su música más bella bajo circunstancias atroces (se cuenta que su apartamento de Viena estaba desordenado e increíblemente sucio). Y lo mismo se aplica a muchos errores de proceso y resultado. Por ejemplo, al cocinar. El proceso de cocinar no es en absoluto limpio y atractivo. Si uno entra a la cocina de un restaurante chino, uno probablemente dejará de comer comida china durante un tiempo. Pero el hecho es que comemos esta comida porque hacemos esa distinción. Nos olvidamos del proceso y disfrutamos del producto. Y la selección natural produce algunas cosas hermosas, como genuina empatía.~
Se me ha acercado, me ha mirado a los ojos y me ha dicho: "Jara, aqui la gente está muy confundida, están cometiendo el mismo error que Beethoven, confundiendo el proceso con el resultado... no lo cometas tu también".
El error de Beethoven radica en confundir el proceso y el resultado. En los años setenta, con Dawkins, se empezó a centrar la atención en el proceso de la selección natural; fue él quien popularizó la opinión de que la selección tenía lugar en el nivel genético. Pero al pensar de esta manera se olvidaban todas las cosas hermosas que el proceso puede dar como resultado. Gente como Dawkins concentró su atención en lo horrendo que es el proceso de selección. Esta misma gente estaba dispuesta a dar terapia de choques a la gente de las ciencias sociales y la filosofía. Cuando los científicos sociales decían: “A veces la gente es noble con los demás”, ellos respondían: “No, no, eso es un invento, están fingiendo. Debe haber algún tipo de motivo ulterior, egoísta, detrás de todo ello.” Llamé a este error el “error de Beethoven” porque Beethoven produjo su música más bella bajo circunstancias atroces (se cuenta que su apartamento de Viena estaba desordenado e increíblemente sucio). Y lo mismo se aplica a muchos errores de proceso y resultado. Por ejemplo, al cocinar. El proceso de cocinar no es en absoluto limpio y atractivo. Si uno entra a la cocina de un restaurante chino, uno probablemente dejará de comer comida china durante un tiempo. Pero el hecho es que comemos esta comida porque hacemos esa distinción. Nos olvidamos del proceso y disfrutamos del producto. Y la selección natural produce algunas cosas hermosas, como genuina empatía.~
Peter Singer
2 comentarios:
Muy BUENOOOOOO!!!
...da que pensar :O
Saludos Jara :)
Que jefe mas apañao, el mio solo habla de trabajo....
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