28 de febrero de 2012

Cançao do mar... y recuerdos de 2006

Hoy el profesor de portugués ha llevado "Cançao do Mar" para hacer el típico ejercicio de rellenar huecos... yo me quedo con tres palabras, "além, sonhar e coração".


Me ha trasportado a 2006 en el anfiteatro del CAEM (qué bien viene para estas cosas el viejo archivo del fotolog, por suerte esta ha sobrevivido al recorte de la remodelación).

Había visto los carteles anunciando el concierto de Dulce Pontes hace ya unos cuantos días… pero me faltaban ganas o el empuje de siempre. Menos mal que me hice caso de la recomendación de Esteban, y que mi madre estuvo al tanto. He vuelto a casa con lágrimas de esas que alivian en las mejillas, cantando mentalmente, imaginando paisajes, tatareando en portugués inventado,… proponiéndome una vez mas aprender el idioma y viajar por el país vecino.

Llegué un cuarto de hora antes y encontré el anfiteatro totalmente vacío, así es que me dediqué a ir viendo como la gente llegaba poco a poco y buscaba sus asientos…... entonces crucé la mirada con la mujer que se sentó delante de mi y pensé "“otra que viene sola"”, como seguro ella pensó de mi, lo noté en su sonrisa.

El concierto empezó con tres o cuatro canciones con las calmadas cadencias de Dulce al piano…, las sutiles pinceladas de una flauta, que a ratos sonaba a medievo y parecía el mismísimo flautista de Hamelín,… y un refinado violonchelo aportando la justa elegancia.

Después entró el resto de la banda… tres guitarras, uno de ellos en primera fila junto a la bandurria (u otro instrumento de cuerda luso que se me escapa), desprendiendo acordes con aroma a Portugal,… y un sinfín de percusiones desplegadas como si de los efectos especiales de una película se tratara.

Los juegos de luces se sucedieron a lo largo de todo el concierto, que duró alrededor de dos horas. Sin duda me quedo con el azul-salamanca que inundó todo el techo del auditorio desde que Pontes salió al escenario con ese aspecto de muñeca de porcelana y se sentó en su piano, hasta que el ritmo cambió.

La portuguesa se puso en pie para dar paso a canciones mas movidas y, además de su vestido, me llamó la atención la tensión que mantenía en su brazo izquierdo, y la expresividad de su mano… transmitiendo a la banda y al público como si de una de las mejores directoras de orquesta se tratara.

Intercalaba fados desgarradores a ritmo de vaivén atlántico, con canciones más rápidas con aires celtas…... y no solo celtas. Tan pronto sorprendía con aromas arábigos…, cómo se arrancaba con percusiones africanas,… atándose el vestido con el pañuelo que llevaba al cuello, colocándose cascabeles en los tobillos y deleitando al público con todo un espectáculo de danzas del mundo, demostrando que su verdadera vocación era ser bailarina.

Llegó el momento de despedirse, y los primeros acordes de "Canção do mar"arrancaron una cerradísima ovación del público. Yo no se si, como dice su último disco, el corazón tiene tres puertas, lo que tengo claro es que si existen, las abren canciones como esta.

[desde el anfiteatro - octubre 2006]


pd. decidido, en semana santa me voy de viaje al Alentejo

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