Estoy encantada con mi nueva vida, algo cansada de los kilómetros, y con un rechazo irracional hacia todo lo salmantino que parece se va disipando... tenía este post pendiente desde hace más de un mes, cuando mi prima Esther me confesaba su predilección por los post etiquetados de extremadura, y es una buena forma de celebrar el segundo cumpleaños del blog y explicar la desconexión por aquí mientras vivo mucho por allí, cómo me dice Carmen.
Era viernes, los tomates empezaban a asomar y mi padre estaba orgulloso de su invento. Mi madre me mandaba un sms diciéndome que estaban en el huerto. Me hizo gracia verla tan parecida a mi (y no al revés) retransmitiendo sus momentos bonitos, y aunque tenía pensado salir corriendo del trabajo rumbo al norte, me empapé de calma y pasé un rato con ellos... Arranqué con mis propias manos una lechuga tierna que después me supo a gloria, me senté a compartir una agradable sombra al lado del arroyo... y cuando monté en el coche sonaba Luis Pastor, y me sentí mas extremeña que nunca.
Entre semana soy la encargada de regar ese huerto que mi padre cultiva por hobbie en su pueblo, que ahora también es el mío. Llevo dos semanas cenando los primeros tomates maduros de la temporada, un verdadero placer para los sentidos recogerlos directamente de la planta y saborearlos sabiendo que son resultado de la tierra y de su trabajo.
Y otra vez, al volver al coche una dosis de felicidad y de certeza de cosas bien hechas, esta vez al encontrarme en el asiento del copiloto mi agenda de trabajo, junto al letrero con mi nombre, JARA... claro, por Víctor Jara, pero también por todo lo demás... flor de Jara.
Era viernes, los tomates empezaban a asomar y mi padre estaba orgulloso de su invento. Mi madre me mandaba un sms diciéndome que estaban en el huerto. Me hizo gracia verla tan parecida a mi (y no al revés) retransmitiendo sus momentos bonitos, y aunque tenía pensado salir corriendo del trabajo rumbo al norte, me empapé de calma y pasé un rato con ellos... Arranqué con mis propias manos una lechuga tierna que después me supo a gloria, me senté a compartir una agradable sombra al lado del arroyo... y cuando monté en el coche sonaba Luis Pastor, y me sentí mas extremeña que nunca.
Entre semana soy la encargada de regar ese huerto que mi padre cultiva por hobbie en su pueblo, que ahora también es el mío. Llevo dos semanas cenando los primeros tomates maduros de la temporada, un verdadero placer para los sentidos recogerlos directamente de la planta y saborearlos sabiendo que son resultado de la tierra y de su trabajo.
Y otra vez, al volver al coche una dosis de felicidad y de certeza de cosas bien hechas, esta vez al encontrarme en el asiento del copiloto mi agenda de trabajo, junto al letrero con mi nombre, JARA... claro, por Víctor Jara, pero también por todo lo demás... flor de Jara.
2 comentarios:
FELICIDADES! Y q (nos) cuentes mucha más música...
Un abrazo!
carmen.-
: )
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