12 de agosto de 2008

... y descienden estrellas fugaces para mi.

Como ya conté por aquí, se ha convertido en costumbre de verano disfrutar junto a mis padres de un concierto de Luis Pastor encima de uno de los camiones de la Junta de Extremadura. Este año elegimos Valdesalor, "un pueblo nuevo de casas blancas" me habían contado... y efectivamente, se trata de un pueblo de concentración, de aquellos creados a principio de los sesenta durante el franquismo, todo lleno de calles anchas y casas iguales.

Rondaban las nueve y media cuando llegamos, y Luis ya estaba sobre el escenario probando sonido y recibiéndonos con la mejor de sus sonrisas... mientras Lourdes descansaba la pesadez de la escayola en una silla de las primeras filas... ellos se afanaban en pulir los aspectos técnicos y yo cruzaba los dedos por que así fuera... recordaba como se estropeó el último concierto de El Torno con Bidinte.

Nos marchamos a cenar algo antes, sentados bajo una morera... mientras sonaban algunas que no lo hicieron después, como la que escribió para Gala Évora, "Borra de mi esta tristeza".

Se acercaba la hora del concierto y colocaron una pantalla en el escenario en la que proyectaron parte del documental de Armendariz... las Villuercas, el Jerte... y las sillas se iban llenando de vecinos del pueblo... mientras algunos descubríamos que no éramos los únicos del Ambroz y socializábamos en el pre-concierto, comprobando que mi nombre no es tan original como creíamos... hasta el apellido, qué cosas.
Empieza el concierto.


Luis dice que estos 22 años actuando en los escenarios móviles ("los camiones", como él los llama) son un ejercicio de humildad, recorrer pueblos pequeños sin saber con que público va a encontrarse, haciendo un importante esfuerzo por hacerse con el auditorio. Y él hace divinamente las dos cosas, ser humilde, y ganarse al público siendo él mismo... raíz, memoria y tierra condensadas en su "Yo vengo de un tiempo de cerezas...", memoria de fotografía en blanco y negro... fotografías de Extremadura... y de emigrante... sus trabajos en la tintorería y de botones en la aseguradora, las canciones de Joselito y el operación triunfo de aquellos tiempos... y descubro que a otros dos emigrantes, mis tios, que también se han venido al concierto, les brillan los ojos al identificarse en ese viaje que ellos también hicieron hacia otra vida mejor.

Ahora me fijo en otras cosas, ya no soy la niña inquieta a la que entretenía con el "uchikitue"... como esos que ocupan las dos primeras filas sin parar de armar barullo con sus agudas voces, desconcentrándole con correteos por la plaza. Es el momento de recurrir al viejo truco de "cuando yo mueva la cabeza así vosotros me contestáis..."... y por si fuera poco, después otra canción especial para los mas pequeños, la versión de Zeca Afonso que se ha convertido en todo un clásico en su repertorio... O Canarinho.

Afromenho se autodenomina... pero a mi me resulta incompleto, hay que sumarle el timple y esa forma peculiar de pronunciar las "ch"... y de estos aires canarios, y de mucho mas, tiene la culpa Lourdes... le sienta genial también como pareja artística, empastan con dulzura, las miradas, las sonrisas.

... ojalá tome forma ese proyecto en solitario.

A lo canario hay que añadirle lo portugués: Afonso, Saramago... aunque la otra noche, para disgusto de mi madre, que adora este último disco, fueron solamente tres poemas del nóbel los que interpretó... era una noche de repertorio extremeño... él mismo reconoce no saber cuales tocar, es amplísimo su repertorio... desde las reivindicaciones y los poemas de los 70... hasta la calma y la poesía pura de sus últimos trabajos... pasando por su etapa ochentera.

Pero el viernes el escenario pedía Extremadura... y Extremadura profunda fue lo que nos regaló con esta versión del poema "La nacencia" de Luis Chamizo que me hizo estremecer y cruzar mirada emocionada y cómplice con mi padre, sabiendo que el recuerdo era el mismo... mi abuelo Nicolás y "El embargo" de Gabriel y Galán.

...ojalá algún día un disco de poetas extremeños.

Pero el momento de la noche fue otro, mi canción... pese a los fallos, y que sin la guitarra de Antonio Toledo no brilla igual... pero no dejó de ser el cuadro perfecto de sensaciones, colores y frutos que siempre ha sido, con una nueva lectura. Yo siempre había interpretado como una canción de vida que llega, de bienvenida, pero Luis la hizo a raíz de la muerte de su madre.


Hasta entonces no me había fijado en lo de "surco y barbecho en tus pies"... las arrugas en esas pieles morenas curtidas por el sol del campo... para Luis las de su madre, para mi las de mis abuelos que ya no están... mis luceros a los que busco mirando al cielo... que disfrutan viéndome cerca de Aldea del Cano, su historia que es la mía... y descienden estrellas fugaces para mi.

3 comentarios:

síl dijo...

preciosa descripción de una noche... espero que se repitan pronto...
las dos fotos geniales!

un abrazo

Romano dijo...

plas,plas(aplausos)
Hermosa cronica,me senti en el Concierto,ojala algun dia pueda disfrutar de un directo de Luis,,,

Cariños

6alilea dijo...

Lo que te decía en el fotolog; daba la sensación de haber sido un concierto especial y con esta crónica lo confirmas...

Cómo me gusta leerte :)

Un beso.