24/02/2011 - Javier Ruibal
Auditorio Fonseca, Salamanca
Una recomendación me llevó al EtnoHelmántica en la plaza de San Román en 2003, con el Liceo en pie, mi cámara analógica en huelga, y una tímida Jara con el "Contrabando" bajo el brazo pidiendo un autógrafo. Y hasta 2007 en un ruidoso Corrillo no volví a verle. Poquísimas veces para todo lo que suena en mi casa, mi coche, y mi cabeza.
Siempre me sorprendo de su estatura, le imagino más mayor de lo que es por todas las cosas que ha hecho, y nunca me había fijado en esas dos manchas blancas de su perilla. El pasado jueves estábamos lejos pero le tuve cerca.
Más de la mitad del auditorio estaba lleno de estudiantes de Atlanta, que se iban a llevar en el recuerdo el que para mí es el mejor souvenir musical de este nuestro país, lleno de influencias de otros. Él sólo en el escenario, con un repertorio delicioso (yo esperaba más Pensión Triana, pero me encontré de todo, hasta una chirigota) y un pedal para llenar un poco el ambiente, aunque esa voz y esas canciones poco relleno necesitan. Un regalo que son seis: talento, coherencia, trabajo con rigor y sin atajos, sentido del humor, poesía y pasión.
Auditorio Fonseca, Salamanca
Una recomendación me llevó al EtnoHelmántica en la plaza de San Román en 2003, con el Liceo en pie, mi cámara analógica en huelga, y una tímida Jara con el "Contrabando" bajo el brazo pidiendo un autógrafo. Y hasta 2007 en un ruidoso Corrillo no volví a verle. Poquísimas veces para todo lo que suena en mi casa, mi coche, y mi cabeza.
Siempre me sorprendo de su estatura, le imagino más mayor de lo que es por todas las cosas que ha hecho, y nunca me había fijado en esas dos manchas blancas de su perilla. El pasado jueves estábamos lejos pero le tuve cerca.
Más de la mitad del auditorio estaba lleno de estudiantes de Atlanta, que se iban a llevar en el recuerdo el que para mí es el mejor souvenir musical de este nuestro país, lleno de influencias de otros. Él sólo en el escenario, con un repertorio delicioso (yo esperaba más Pensión Triana, pero me encontré de todo, hasta una chirigota) y un pedal para llenar un poco el ambiente, aunque esa voz y esas canciones poco relleno necesitan. Un regalo que son seis: talento, coherencia, trabajo con rigor y sin atajos, sentido del humor, poesía y pasión.
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